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Estados y niveles de consciencia en sofrología

Estados y niveles de consciencia en sofrología
Comentemos en primer término, la hipótesis de trabajo emitida por CAYCEDO, que nos orienta sobre los conceptos fundamentales del pensamiento sofrológico y, a su vez es base donde se apoyan las investigaciones y técnicas realizadas hasta el momento.

La mayoría de los seres humanos habitan un campo de CONSCIENCIA ORDINARIA O NORMAL (C.O.), es decir, están en el mundo en un estado normal de PODER DARSE CUENTA DE cuanto acontece en su universo interior y mundo exterior, disfrutando, más o menos, de las cualidades que embellecen y determinan la consciencia.

Mientras habiten en él podrán moverse adecuando sus conductas a su propia realidad y a la de sus circunstancias, percibiendo ser ellos mismos los que manejan sus capacidades controladas de respuesta ante los fenómenos en permanente cambio que se presenten a sus consciencias, sintiéndose dueños del sitio o espacio vital que ocupan y que nadie puede ocupar.

Una segunda posibilidad existencial sería la de poder pasar dramáticamente, a otro campo caracterizado por el matiz opuesto de NO PODER DARSE CUENTA DE la realidad interior y/o exterior. Eventualidad que nos situaría en el campo de la CONSCIENCIA PATOLOGICA (C.P.), que la Sofrología también investiga, aunque sea objeto principal de estudio de la Psiquiatría.

No hay duda de que, por más normal que se esté, circunstancias imprevistas pueden precipitarnos hacia un estar en el mundo fuera de la realidad y no darnos cuenta de acontecimientos que están claros para otras personas que nos rodean, entrando en conflicto con nosotros mismos y con los demás y situándonos al otro lado de la línea de separación de la consciencia ordinaria (C.O.). Allí podremos permanecer de forma transitoria y por tanto, volver a habitar de nuevo un campo de normalidad, si bien existe el riesgo de que, por persistir las causas que motivaron dicha alteración de consciencia, o por carecer de capacidades de autocontrol sobre las mismas, podamos estacionarnos de forma más permanente en la vivencia de esa situación anormal y, por supuesto, sufrir las consecuencias de una creciente angustia o vacío existencial que desestructuraría progresivamente nuestra consciencia, favoreciendo así la imposibilidad creciente de volver al campo de la consciencia ordinaria (C.O.) y, por consiguiente, permanecer casi de continuo en el campo de la consciencia patológica (C.P.). Esta posibilidad haría que el conflicto tomase cuerpo, se cristalizase, y quedara profundamente arraigado en nuestra personalidad, siendo cada vez más difícil desmontarlo, o bien se constituyese el núcleo de nuevos conflictos que hipotecarían nuestra existencia dentro de cuadros más graves de la patología psiquiátrica, que analizaremos más adelante para comprender mejor las diferencias entre ésta y la consciencia sofrónica.

Una tercera y última posibilidad vendría dada por el hecho de que cualquier ser humano, niño, adolescente, o adulto - excluidos los afectados por graves procesos genéticos, cerebrales o psicóticos profundos - pueden, a través de una estimulación adecuada de su actividad consciente, al alcanzar un campo distinto o extraordinario de consciencia donde PODRA DARSE MEJOR CUENTA DE los acontecimientos vividos en sí mismos y en relación a su entorno. Este poder estar y manifestarse en el mundo lo situamos, dentro de la gráfica, en el lado diametralmente opuesto al de la consciencia patológica (C.P.), por ser las cualidades que lo definen diferentes a las de la misma. Es el campo de la CONSCIENCIA SOFRONICA (C.S.).

A esta tercera posibilidad se accede tras un proceso intencionado y continuado de entrenamiento que se ajusta íntegramente a las leyes que rigen todo aprendizaje, teniendo en cuenta que un ENTRENAMIENTO no cambia, modifica o transforma la esencia del ser humano; sólo activa una materia viva que se basta por sí sola con la debida información razonada.

Equivaldría a ir codificando todo un proceso de conquista que progresivamente incorporaríamos a nuestra existencia. Algo activo y dinámico que facilitaría paulatinamente un cambio de actitud ante nosotros mismos y ante el mundo circundante, permitiéndonos, poco a poco, habitar permanentemente este tercer campo desarrollado de nuestra consciencia, o TERCER ESTADO DE CONSCIENCIA , que la Sofrología investiga y aporta a la ciencia de acuerdo a sus propias concepciones.

Esta "nueva" consciencia no sería una consciencia descarnada, es decir, entendida como separado del cuerpo, sino que, por el contrario, resultaría de la total integración en él mismo. Si, como han demostrado HEBB Y LILLY, privando a un ser humano de sus sensaciones vitales durante cinco días, aproximadamente, se producen alucinaciones visuales (figuras geométricas simples o escenas complejas) y a veces auditivas, no existe duda de que LAS SENSACIONES SON INDISPENSABLES PARA EL EQUILIBRIO MENTAL Y CONSTITUYEN LOS PROCESOS MAS ELEMENTALES QUE INTEGRAN EL CAMPO DE LA CONSCIENCIA, ya que las alucinaciones son las manifestaciones inequívocas de su desestructuración. De ahí que estemos en desacuerdo con determinadas técnicas alucinatorias y confusionales de la Hipnosis, por muy inocentes que parezcan.

Estas sensaciones vitales, que provienen unas de nuestro propio mundo interior: PROPIOCEPTIVAS (las más importantes por su significado y poder de penetración) si parten de nuestros músculos, tendones, articulaciones y aparato vestibular, e INTEROCEPTIVAS, si vienen de nuestras cavidades internas; y otras que se originan en el mundo exterior , las EXTEROCEPTIVAS, y son recogidas por la infinidad de receptores que conforman nuestros órganos de los sentidos, son las que van a facilitar una reorganización consciente de los verdaderos sentimientos de uno mismo a través de ir configurando y adquiriendo un NUEVO ESQUEMA CORPORAL.

La calidad de estos impactos sensoriales no será nunca igual a nivel de la consciencia vigil ordinaria, que a nivel de consciencia sofrónica, pues los altos procesos reflexivos que dominan en aquella actúan como "contaminantes" que dificultan la percepción necesaria para darnos cuenta de los mismos. Una de las cualidades más llamativas del estado sofrónico es, precisamente, la gran percepción que en él se da.

Las tres posibilidades de la consciencia comentadas constituyen lo que entendemos en Sofrología por ESTADOS DE CONSCIENCIA, que serían variaciones cualitativas de la consciencia universal, o lo que es lo mismo, que pueden darse en todas las personas.

Adriana Henao Rincón, Bogotá, Colombia.

 

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