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Esclarezca su tendencia sexual con Regresión Hipnótica

Es realmente sorprendente como, a medida que la gente va reconociendo que la Regresión Hipnótica es un método seguro y eficaz para solucionar sus problemas, son los pacientes mismos los que van orientando nuestro esfuerzo. Es así como en los últimos años, los terapeutas nos encontramos con que han aumentado muchísimo el número de consultas de quienes buscan aclarar dudas respecto a su tendencia sexual.
 
Acuden a nosotros, en su mayoría, adultos jóvenes (chicas y muchachos de entre veinte y treinta y cinco años) que luego de sucesivas rupturas de pareja y una seguidilla más o menos larga de experiencias sexuales insatisfactorias (o abiertamente indiferentes) empiezan a dudar de su interés por el sexo opuesto. 
 
Se dan cuenta entonces que ese novio o novia cumplía en realidad un papel secundario, establecido, casi de “vidriera” en sus vidas, sin una verdadera atracción.
 
Una vez planteada la incertidumbre, los intentos desesperados de buscar un nuevo “partenaire” que les sirva para aclarar la situación se vuelven infructuosos; ya que volver a sentir, y por lo tanto corresponder al sexo opuesto, se les hace -poco a poco- más difícil. 
 
Incluso, también, a muchos les pasa que al hacerse cada vez más insistentes las fantasías eróticas y los sueños con amigos/as de su mismo sexo, vuelve a su mente alguna que otra experiencia homosexual de la primera adolescencia, que suponían ya olvidada. 
 
Ahora bien, ante todo debemos comprender el malestar que provoca en la persona esa sensación de indefinición, mezcla de sentimiento de culpa e inadecuación. Vive así, con frecuencia en un estado general de sospecha, interrogándose constantemente si los demás notarán algo de “su problema”.
 
Lo que ha comenzado a pasarle, en definitiva, es que recuerdos que antes se mantenían reprimidos lo han tomado por asalto. Hasta entonces cada vez que tenía sentimientos confusos o ambivalentes hacia una persona del mismo sexo, los enmascaraba en forma de una gran amistad o un odio exacerbado. Pero a partir del momento en que se desencadena la crisis, estos mecanismos de autorregulación dejan de brindar seguridad. La persona se encuentra entonces sumida en preocupaciones persistentes acerca de la naturaleza de su orientación sexual, preguntándose insistentemente qué es lo que quiere, si es varón o mujer, que hará, si podrá... y todo ello en un tono cada vez más autodestructivo.
 
Malos casamientos, embarazos no deseados, viajes apresurados, depresiones recurrentes, son parte del repertorio de los intentos mágicos de solución... y de fuga. Y pensar que en la mayoría de los casos todo aquello pudo ser evitado a tiempo.
 
Aquí es donde la Terapia Regresiva hace su aparición, ya que ha demostrado ser un método eficaz para destrabar estas situaciones en un plazo relativamente corto. 
 
Tal vez usted no había considerado hasta el presente usar la Hipnosis Regresiva para solucionar esta clase de problemas. En tal caso, cabe la legítima pregunta: ¿Por qué la Terapia Regresiva funciona mejor en estos casos que otro tipo de terapia convencional?
 
Trataré de explicarlo sin ahondar en cuestiones técnico-psicológicas, pero conservando lo esencial para que se puedan comprender las ventajas.
 
La idea es poder acceder mediante la técnica regresiva a los “recuerdos clave” relacionados con el conflicto, focalizándonos en ellos, para que puedan ser elaborados sesión tras sesión al nivel que el paciente quiera y esté dispuesto a acceder. No partimos del análisis de toda la infancia y la adolescencia del sujeto –lo cual nos llevaría muchísimo tiempo- sino de aquello que el paciente intenta resolver en ese momento de su vida. 
 
¿Ahora bien, por qué elegimos trabajar de esta forma?
Por dos razones importantes. La primera es que necesitamos que el paciente gane confianza en sí mismo, fortalezca su Yo, para que obtenga el control sobre su problema lo más rápidamente posible y cese las conductas autodestructivas. 
 
Sólo con un Yo fuerte podrá enfrentar su pasado, reelaborarlo, y elegir los pasos a seguir.
 
La segunda razón está relacionada con la naturaleza misma de los hechos a recordar. 
 
Cuando las personas regresan (mentalmente) a un punto de su pasado no se enfrentan directamente con los hechos sino con el recuerdo de los hechos. Es decir, con las huellas que los hechos mismos dejaron en ellos.
 
En todo recuerdo hallamos tres clases de signos. Una parte del recuerdo son signos de algo que ocurrió, otra parte son signos de cómo nosotros vivimos esa situación, y un tercera parte son fantasías asociadas a lo que nos hubiera gustado que ocurriera en ese momento.
 
Es decir que en todo recuerdo nos topamos, en distinta proporción, con signos de algo real y signos de hechos imaginarios. 
 
A medida que las personas van creciendo se ven obligada a censurar, a borrar los recuerdos insidiosos, para evitar ser rechazados por los demás. Pero intentar olvidar lo inolvidable es como barrer bajo la alfombra, o esconderlo en un placard, con el tiempo es peor el remedio que la enfermedad. Y sólo hay que esperar a que se presente una crisis en la vida de la persona para que, como por un mecanismo de relojería, todo salga nuevamente a la luz. 
 
De manera tal que con los años, al no charlar con nadie del tema, podemos terminar aceptando como hechos reales a recuerdos imaginarios; simples fantasías producto de como vimos y sentimos las cosas en otro tiempo.
 
Lo que intento decir a quienes viven acechados por las sospechas acerca de su orientación sexual, y no consiguen disfrutar de manera plena y franca una relación, podrían estar sufriendo solamente por situaciones imaginarias (más conocidas como “falsos recuerdos”) pendientes por aclarar.
 
Cada uno de nosotros es distinto, singular. De la misma manera que no todas las personas comienzan a caminar o a hablar a la misma edad, también cada uno llegará a afirmar su identidad sexual en momentos distintos de su vida. Y, como dijimos antes, para muchísima gente (mucha más de la que se cree) esta es una tarea aún pendiente -de la que nadie debería avergonzarse.
 
Lo importante es tomar la decisión, y comprometerse con la solución, para no tener que simular estar “bien”, con continuas evitaciones y sin lograr la tranquilidad que merecen. 
 
Por fortuna, la Terapia Regresiva se ha revelado como un excelente método esclarecer esta situación en un tiempo razonable, respetando absolutamente la confidencialidad, la libertad de elección y las necesidades propias de cada paciente. 
 
Lic. Pablo A. Kodric 

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia personal puede habernos expuesto a experiencias que confundieron su identidad sexual; pero las experiencias NO NOS DEFINEN. Somos hombres o mujeres desde la concepción. La Atracción al Mismo Sexo (AMS) que induce a la homosexualidad es una condición psicológica, una patología neurótica, que puede sanarse por terapia restaurativa. Puede conocer más en narth.com, courage-latino.org y esposiblelaesperanza.com
Ayudemos de verdad a los que sufren de esta plaga de nuestro tiempo!!!

Sergio Valdivia dijo...

No es efectivo que todos sean hombres o mujeres desde la concepción. No es efectivo que la homosexualidad sea una patología neurótica. Hace muchos años que se sabe que no es así. Afirmar esto es casi tan aracaico como seguir soteniendo que ser zurdo es una patología. Incluso, para el cristianismo hace unos siglos atrás las mujeres no tenían alma! Afortunadamente hoy tenesmos más conocimiento de la vida.

Anónimo dijo...

Si es efectivo que desde la concepción el hombre tiene pene y la mujer vagina la homosexualidad se debe analizar cada caso y encontrar una solución real que reafirme es concepción natural, es una realidad indiscutible que la continuidad humana solo es por medio de la relación sexual hombre - mujer así de simple , jamás hombre - hombre y tampoco mujer - mujer , que la ciencia pueda modificar otro tipo de concepción es posible pero es forzar la naturaleza real.

alejandro dijo...

Anónimo reduce la sexualidad al hecho de tener pene o vagina, Craso error. La sexualidad es absolutamente más abarcante e intensa. Los genitales apenas son algo muy particular en relación al todo y jamás definen por si solos a la sexualidad.

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